lunes, 26 de mayo de 2008

Lo intimo, lo compartido y la tele



Por: Felipe Beltran


Aceptando que las categorías público y privado puedan mantener su vigencia, representan en cualquier caso esferas de contornos borrosos y solapados, y sobre todo interdependientes. La identificación de lo público con lo social y con lo político; y lo privado con lo íntimo puede ser en estos momentos problematizada.
Un ejemplo temprano de la irrupción de lo íntimo como un asunto público puede encontrarse en las “Confesiones” de Jean-Jacques Rouseau (1770). La intimidad se explicita en el momento de hacerse pública, y ocupando un espacio de inscripción, la propia intimidad se reconstruye. Algo similar podría decirse del género de novela epistolar, que toma importancia en el mismo momento en que aparecen las “Confesiones”.
Elkin Rubiano ha estudiado el papel de los reality shows y de las telenovelas en la construcción de la intimidad. Analizando lo público como aquello dotado de visibilidad en contraposición a lo íntimo, como lo invisible. Ha descrito las diferentes formas en que los realities y las telenovelas han producido transferencias entre ambas categorías. En términos generales afirma que la intimidad está necesariamente mediatizada. Y que la intimidad puede analizarse como un género narrativo. “La intimidad es una sopa de letras que toma sentido por acción de una cuchara”. Una metáfora en que la cuchara actuaría como una cronotopía. La cronotopía como construcción narrativa espacio-temporal, cumple tres funciones en su inserción en la cotidianeidad: 1.- Dotar de sentido la acción. 2.- Dotar de identidad a los sujetos. 3.- Fijar la memoria de la experiencia de otras narrativas.
El estudio del serial televisivo Friends o del caso de la revista Faith & Fitness, sirve finalmente para detallar el funcionamiento de la televisión como dispositivo cronotópico.


escrito por: Andres Jaque

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